viernes, 8 de octubre de 2010

El favor vale más que el dinero.

“La Invitación” de Buitres era el tema que entraba por mis oídos, mientras desayunaba mi café acostumbrado, más las tostadas con manteca, miel y ketchup. Aunque no debería olvidar que también comía un yogurt con cereales, un litro de jugo de naranja, algo de tocino y los restos del guiso del día anterior. El guiso era de arroz. Obvio que todo antes de las nueve de la mañana, como recomienda mi nutricionista.

Luego del desayuno era hora de ponerse a chusmear un poco por la ventana que daba para la calle, a ver que gente se había levantado a hacer lo mismo que todos los días, quien faltaba y quien había de nuevo a la vuelta. Al parecer, todo venía normal, la vieja de negro que iba a ver que sepelio se desarrollaba hoy, el canillita hablando de fútbol con la ama de casa que se dirigía a hacer las compras y de paso una quiniela para la madre, el veterano jubilado con mate que se sentaba a chusmear como yo, pero desde fuera de la casa.

En fin, parecía un día más, hasta que lo vi a él. ¡Tanto tiempo sin verlo! ¡Rubén Pelegrino! ¡Años sin que estuviera a la vuelta!... ¡Cómo olvidarlo a Rubén!, “El hombre pedazo de pan”, según la gente, era el tipo más bueno a la vuelta. Nunca le intereso la plata, sin embargo, hoy es de los tipos más ricos del país.

En su tiempo tenía un buen trabajo como administrativo en una fábrica importante de la zona. Pero su particularidad fue que, siempre que podía, le prestaba plata a la gente. Era conocido por todos, ya que, si precisabas unos mangos, sabías que Rubén te podía prestar. Además eras consciente que después no te presionaba para que se la devolvieras. Todo lo contrario, él evitaba verte. Mientras hay gente que huye de sus acreedores Rubén le rajaba a sus deudores. ¿Cómo un hombre así pudo armar su fortuna?

Fácil, a Rubén no le importaba la plata, le interesaban los “favores”. Él sabía que tras su préstamo, el otro estaba endeudado y subordinado. Le debían el favor. Algunos a los cuales les prestó tenían contactos. Contactos que lo ubicaron en buenos trabajos, que le perdonaron ciertas cosas y les sirvieron en bandeja otras. Gracias a ello, trabaja en el gobierno en un puesto que muy seguramente la mayoría de nosotros no sabe que existe. Se supo ubicar el Rubén, al parecer no tan “Pedazo de pan”.