miércoles, 8 de septiembre de 2010

Cosa Nostra

“Zapatitos de Hormigón” de El Cuarteto de Nos, escuchábamos con mi amigo, el popular Juanchi. Tirados sobre el césped del parque, disfrutando del calor de verano. “Como estaría para arrancar para el este” dijo el Juanchi. A lo que respondí, “¡Vamos ya! Contratemos un vehículo y arrancamos.” (Me la había jugado porque hacía poco cobré un dinero de un chanchullo, que no voy a contar).

Ya en el local de alquiler de vehículos, nos ofrecieron distintas opciones. Pero justo cuando estábamos llevarnos un FIAT, vemos una camioneta blindada al lado de un cajero. “¡Ese!” Señalamos con el Juanchi. El empleado del local quedo atónito, e intento explicarnos que ese pedido no se podía lograr, debido a que no era vehículo del local. Seguimos insistiendo por la blindada y no había caso. Termino llamando al gerente.

Bien con pinta de chanta, cayó el dueño del lugar. Le explicamos el problema y lo que queríamos. Y ahí fue sin decir nada. Conversó al oído al guacho que conducía el vehículo, y lo único que sé escuchó de esté fue: “Sí, dale. Total, mañana me iban a despedir”.

Con el asunto arreglado, íbamos en viaje para el este uruguayo en nuestra camioneta blindada, a puro buen rock & roll de playa. Decidimos caer por La Paloma. En donde fuimos una sensación con las minitas, a quienes les llamó la atención nuestro coche. Tres días llevábamos ahí, hasta que un día que fuimos a meter algo de playa, dos delincuentes nos asaltan la camioneta y nos dejan varados.

Sin el vehículo, se suponía que no quedaba nada por hacer. Hasta que se me prendió la lamparita y le conté un plan al Juanchi. 30 minutos después, nos encontramos frente a frente con “Al Palome”, el capo mafioso del verano.

“Mire, señor, hemos estado observando que anda rondando una camioneta blindada de un banco, y curiosamente, sin custodia policial. Creo que sería una estupidez, no asaltarla.” Al capo le gusto la idea y trazamos el plan de asalto.

Emboscamos a la camioneta y tomamos de rehenes a los dos tipos que nos habían robado. Al Palome les pidió que abrieran la caja, estos lo hicieron. Pero en la caja, como nosotros ya sabíamos y los mafiosos no, no había dinero ninguno. “Esto no esta bien” comentó Palome a los recién asaltados, “En la mafia somos personas con códigos. Les prometo que si me dicen donde esta el dinero, los dejamos libres. Una mentira como que aquí no hay dinero... anula los códigos. Zapatitos de hormigón con ustedes si es así.”

Juanchi y yo, fuimos contratados por la mafia veraniega. Y un día, dando una vueltita, vimos algo que nos llamo la atención. Habían dos estatuas nuevas en una plazoleta, estatuas con rostros que resultaban familiares.

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