jueves, 17 de junio de 2010

¿Y vos quién sos?


Escuchaba “Guitarra Negra” de Alfredo Zitarrosa mientras viajaba a Pelotillehue invitado por Juan Carlos Bodoque quien necesitaba de mis conocimientos en periodismo para un trabajo que estaba realizando. Acepte la invitación porque quería conocer la ciudad de Condorito y comprobar si realmente la sopa siempre viene con moscas en el Restaurante “El Pollo Farsante”.

Mi viaje embarcaba un ómnibus desde Santiago hasta Buenas Peras, y de ahí me tomaría otro colectivo para Pelotillehue. En Pelotillehue me esperaría Bodoque. El viaje fue completamente normal, con lo de siempre en cualquier ómnibus que traslade pasajeros: las dos o tres personas que apenas saliendo de Santiago ya iban a cada rato al baño, el niño que vomita, el viejo que ronca y la guacha divina que esperabas que se siente a tu lado pero se sienta justo en el asiento detrás tuyo.

Ya arribado en la terminal de la ciudad, me baje tranquilamente con mis cosas y no logre encontrar a Bodoque, no lo visualizaba por ninguna parte. Por lo que, decidí esperar unos minutos para ver si el conejo periodista aparecía. Pasaron más de diez minutos y el infeliz no daba señal alguna. No soy un tipo paciente, debo admitirlo, entonces me dio la loca y salí a dar una vuelta por vuelta (vale la redundancia).

Me compre un refresco Pin (“tomé Pin y haga pum”) y recorrí algunas cuadras cerca de la terminal de ómnibus. “¡Ferguson!” escuche un grito en el aire. Me dije interiormente: “¡Ta! Es Bodoque”. Pero la voz no parecía la de él. “¡Fergu!” otra vez el grito. Hice un giro de 180 grados y vi la figura de un individuo que levantaba la mano como saludando. “¿Y vos quién sos?” me preguntaba interiormente, pero de cualquier manera yo no respondía el saludo, no podía sacar quien era esa figura que me saludaba. “¡Fergusooooon!”, seguía insistiendo el tipo, entonces si debía ser un saludo para mí. Además, tengo que admitir que no tengo un nombre común, Fergusons por la vuelta no hay muchos que yo sepa. Si me dijera que me llamo Juan, José, Facundo o Martín, otra seria la historia.

Entonces levante la mano respondiendo el saludo, fue cuando el tipo expandió sus brazos y vino corriendo como para darme un abrazo. Todavía no podía averiguar quien era pero también extendí los míos para aceptar el abrazo. De última era un abrazo, no me estaba pidiendo plata. El señor se acercaba con sus brazos abiertos y cuando yo ya estaba dispuesto a la recepción... siguió de largo. Se saludo con otro tipo parado unos metros detrás de mí.

Si hubiese estado en mis pagos, creo que hubiese quedado regalado, pero estaba en tierras extranjeras, por lo que, disimule que me estaba desperezando y seguí mi camino. Pronto me encontré con Juan Carlos.

5 comentarios:

  1. jaja a todos nos ha pasado alguna vez supongo.
    Pero al final, la sopa siempre viene con moscas en el Restaurante El Pollo Farsante?

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  2. es una cuenta pendiente que tengo ir de visita a pelotillehue... ir a llevarle unas flores a pepo.

    a quién no le pasó lo del saludo al de al lado? pero no es culpa tuya bo, mirá que chile está llenita de fergusons, son como los jonathan de acá.

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  3. Qué gracioso... nunca estiré los brazos, pero sí levanté la mano pensando que me saludaban a mi.
    Qué linda historia, la verdad, que quedé contenta.
    Está bueno cuando a un pelotudo le pasa algo así.

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  4. Gracias!
    Cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia.

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